
Unanue, Hipólito (1808). Descripción del Cementerio General mandado a erigir en la Ciudad de Lima, por el Excelentísimo señor Don José Fernando de Abascal y Sousa, Virrey, y Capitán General del Perú. Lima: Impresa en la Casa Real de Niños Expósitos.
La ciudad de Lima a finales del siglo XVIII afrontó serios problemas en el tema de la salubridad e higiene pública, manifestado no solo en la incomodidad que generaba entre los vecinos del cercado, sino que traía consigo enfermedades a la población. El tema de la muerte no estuvo ausente en este contexto, y tal como nos relatan las fuentes históricas de aquellos años, se tenía la costumbre de enterrar a los fallecidos en las criptas o catacumbas con la creencia que los seres queridos lograrían así la salvación eterna; sin embargo, con el tiempo estos espacios fueron llenándose más a tal punto de provocar fuertes olores de putrefacción que se esparcían en los ambientes internos de las instituciones religiosas, generando que muchas veces los fieles no terminen de escuchar misa puesto que optaban por retirarse.
La Ilustración trajo consigo nuevas formas de pensar e ideas que fueron plasmadas para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Es aquí que se introduce la necesidad de construir cementerios a las afueras de las ciudades. En Lima, si bien la planificación del Cementerio General inició bajo las gestiones del virrey Manuel Amat y Juniet en 1796, esta se concretó bajo la administración del trigésimo virrey del Perú José Fernando de Abascal y Sousa “Márquez de La Concordia” (1806-1816).
Esta edificación funeraria se planificó en la zona apartada al noroeste de la ciudad, fuera de las murallas y comunicada por medio de la Portada de Las Maravillas. Su inauguración se realizó un 31 de mayo de 1808 en presencia de vecinos, autoridades políticas y religiosas, y el virrey Abascal en nombre del Rey de la Corona Española. El acontecimiento estuvo acompañado por la publicación de una serie de textos: la descripción y reglamento provisional del establecimiento, los discursos ofrecidos por el arzobispo de Lima Bartolomé María de las Heras y el profesor de medicina Félix Devoti, y una relación anónima de la ceremonia de apertura.
Nos interesa ahondar sobre el folleto de 8 páginas titulado Descripción del Cementerio General mandado a erigir en la Ciudad de Lima, por el Excelentísimo señor Don José Fernando de Abascal y Sousa, Virrey, y Capitán General del Perú. Según señala Mariano Felipe Paz Soldán (1879, p. 123), el documento fue redactado por Hipólito Unanue. El relato nos hace viajar en el tiempo y nos lleva a contemplar la majestuosidad arquitectónica que presentó el cementerio en aquel año cuando inició su funcionamiento. Nos describe el entorno y los elementos constructivos, donde sobresale la antigua capilla, estructura que como sabemos fue demolida en 1937 para dar paso al Templete del Cristo Yacente. En el documento menciona detalles interesantes como la presencia de dos estatuas –Adán y Eva– sobre el sotabanco de las pilastras, la característica de su cúpula, los elementos de sus interiores como el monumento de cristo, las áreas de nichos para el enterramiento de arzobispos y virreyes, y en su fachada la presencia de una lápida con la siguiente inscripción “Esperamos al Salvador N. S. J. C, el Qual reformara nuestro cuerpo abatido: Para hacerlo conforme a su cuerpo glorioso”.
El escrito, de gran valor histórico por lo anterior mencionado, concluye con la opinión del autor sobre la importancia del cementerio para la ciudad, motivando a los vecinos a emplear el espacio para darle una mejor sepultura a los fallecidos, además de buscar recuperar la imagen y valor de las iglesias. Aboga por el correcto funcionamiento y rentabilidad de estos espacios funerarios, sabiendo que aún existía en aquellos años una fuerte resistencia de los habitantes de dejar de enterrar a sus familiares en las iglesias, puesto que significó romper con una tradición o forma de pensamiento sobre la muerte.
El folleto no está acompañado de algún material ilustrado que permita comprender más a fondo los detalles señalados, aunque los registros fotográficos de finales del siglo XIX y de inicios del XX permiten aclarar este asunto, teniéndose en cuenta que el crecimiento del cementerio trajo consigo la modificación de sus espacios internos y, en algunos casos, el cambio de lugar de determinadas estructuras funerarias. En años posteriores el cementerio creció hasta concretar sus límites actuales, además de consolidarse como Patrimonio Cultural de la Nación por albergar las tumbas de importantes personalidades de la historia peruana. Un lugar donde se preserva la memoria familiar y se desarrolla un turismo responsable para aportar al conocimiento y formación de los ciudadanos. Ese es nuestro hoy Museo Cementerio Presbítero Matías Maestro.
Existencias digitalizadas:
- Puede ser consultado en Instituto Riva Agüero y Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional del Perú.
Referencias bibliográficas:
Paz Soldán, Mariano Felipe (1879). Biblioteca peruana. Lima: Imprenta Liberal.
Otros textos de interés:
Lazo, Roxana (2012). Costumbres y tradiciones en cementerios de Lima el 1 de noviembre en tiempos de globalización. Investigaciones Sociales, 16(29), 189-196.
Repetto Málaga, L., & Caraballo Perichi, C. (2005). Museo Presbítero Maestro. Cementerio General de Lima. Apuntes, 18(1-2), 134-153.
Tácunan, Santiago (2011). Historia de los cementerios de Lima y el Callao. Studium Veritatis, 9(15), 235-285.
Créditos: Pontificia Universidad Católica del Perú; Biblioteca Nacional del Perú
Elaborador: Orbegozo Asto, Gianfranco
Fecha de publicación: 28/ENE/2021
Última actualización: 28/ENE/2021
