Palacios, Fernando (1893). Causa célebre: Informe del Dr. Sr. Fernando Palacios ante la Excelentísima Corte Suprema de Lima, por la combustión de la india llamada Bruja Benigna Huamán en el pueblo de Bambamarca. Lima: s.e.

La imagen de la “bruja” ha atemorizado durante muchos años a la población en todos los rincones del mundo. Esta concepción del miedo ha llevado a la creación de innumerables manuales para tratar y combatir la brujería, así como una serie de procedimientos para acabar con ellas por considerarlas seres malignos, demoniacos y peligrosos, capaces de terminar con la vida de las personas sin remordimiento alguno. Pero debemos reconocer también que muchas autoridades, a lo largo de los años, han utilizado a la “bruja” como estereotipo para perseguir, castigar y exterminar a cualquier mujer que se escapara del orden de lo permitido.

El documento que presentamos a continuación, que si bien es cierto no es un expediente eclesiástico, nos permite conocer una serie de entramados en donde se mezclan brujería, relaciones de poder, rumores e intereses particulares. La causa se inicia cuando el presbítero y alcalde de Bambamarca, Celedonio Vargas, solicita una revisión de su caso y la revocatoria de la condena a quince años de prisión que se le había adjudicado por participar en la combustión de una india del pueblo, llamada Benigna Huamán. En el sustento de este alegato, Celedonio Vargas sostiene que es acusado de un delito que no cometió, y por el contrario, los verdaderos culpables se encontraban prófugos de la justicia y coludidos para señalar a este cura como el único responsable de tan desdichada muerte.

En la narración de los hechos, Benigna Huamán es vista como una mujer peligrosa. Su reputación de bruja, hechicera y curandera la llevaron a ser sindicada como la asesina de un joven llamado Bruno Echevarría, motivo por el cual tuvo que soportar que tanto la población como las principales autoridades de la zona tomaran la decisión de quemarla viva públicamente. Las razones que llevaron a tal decisión son muy cuestionables, pues Benigna Huamán no pasó por ningún proceso sumario, teniendo en cuenta que el contexto en el cual se desarrollaron los hechos era finales del siglo XIX peruano. Simplemente fue decisión de las mismas autoridades regionales, que, motivados por intereses primordialmente personales, la detuvieron, flagelaron, torturaron y mataron viva, para redimir al pueblo y acabar con su presencia dentro del territorio.

La fuente es riquísima porque nos ayuda a comprender cómo a pesar del tiempo —hablamos de fines del siglo XIX— aún se mantenían fuertemente arraigadas tradiciones que la iglesia durante muchos años buscó desaparecer, y que paradójicamente aún lo vemos o escuchamos dentro de nuestra cotidianidad. Benigna Huamán es un caso extraordinario para analizar la brujería más allá de los siglos convulsionados por las extirpaciones de idolatrías (donde no se llegó a sentenciar a pena de muerte en la hoguera por estas acciones), porque se agregan nuevos elementos que permiten entender las dinámicas de poder dentro de las regiones de nuestro territorio, donde en muchos casos la ley se rige por la decisión del pueblo o intereses personales. No se conocen exactamente los datos de esta mujer en el expediente, pero sin duda, es una invitación para identificar cómo se trataban las denuncias de hechicería o brujería para estos años: ¿Era realmente una bruja? ¿O era una amenaza para el poder de las autoridades?

Existencias digitalizadas:

  • El periódico trujillano El Deber también le dedicó un reportaje al caso de Benigna Huamán en su edición del 21 de marzo de 1895 (Año I, nro. 10, incompleto). Puede ser consultado a través de la British Library.

Créditos:

Elaborador: Páucar Concha, Soledad

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