Por Erika Caballero Liñan

Las relaciones de viajeros, editadas en 4 tomos en la Colección Documental de la Independencia del Perú, son una fuente primordial para el estudio del rol y el entendimiento de figura de la mujer durante el proceso de la independencia peruano, sea de tal o cual bando. Destaca, por ejemplo, la descripción elaborada por el viajero, marino y armador francés Gabriel Lafond de Lurcy de las denominadas “rabonas”, producto de su viaje a Lima y Arica de 1822:

Pronto se descubrió que, a pesar de todas las precauciones que se habían tomado, viajaban mujeres que, disfrazadas de soldados, habían seguido a la tropa. Algunas de ellas eran muy bonitas. Es difícil concebir el valor de estas pobres mujeres, todas las privaciones que resistieron, y todo sin quejarse. Ellas marchan con la tropa, llevan la impedimenta y a sus hijos, llegan a sus etapas, y la dejan antes que el ejército. Constituyen por sí solas un cuerpo muy considerable. Se les llama las rabonas […]” (Núñez, 1971, Tomo XXVII, Vol. 2, p. 183).

Por su parte, el reflejo del carácter fuerte e indomable de la mujer es revelado en una descripción del viajero británico Basil Hall durante su estadía en Lima en pleno 1821:

La parte femenina de la sociedad estaba muy enredada, pero se conducía mejor que los hombres; las mujeres mostraban más fortaleza, eran menos tímidas, se quejaban menos del sufrimiento, en general veían las cosas de un punto de vista más brillante y no se acongojaban, o apesadumbraban a quienes las rodeaban, con quejas innecesarias o anticipos del mal” (Núñez, 1971, Tomo XXVII, Vol. 1, p. 225).

Las emociones durante el proceso de independencia son un aspecto interesante de estudiar. Según la descripción de Basil Hall, cuando Torre Tagle cambió de bando, de realista a patriota, su esposa se encontraba en poder de los españoles. Ella, al enterarse de la decisión de su cónyuge, rompió en llanto, aunque “mucha gente creía que el pesar de la linda señora no era tan profundo”, pues “la hipocresía era el pecado corriente del momento”, empleada como herramienta de autodefensa (Núñez, 1971, Tomo XXVII, Vol. 1, p. 213). Así como ella, muchas mujeres tomaron parte política en favor de los realistas, lo cual es rescatado por el inglés Gilbert F. Mathison: “Durante el día dos bodegueros españoles fueron aprehendidos bajo el cargo de encubrimiento de espías, y un gran número de mujeres, cuya oposición a los patriotas era, muy conocida, y que en realidad habían cometido algunas imprudencias políticas, fueron silenciadas en la misma forma sumaria” (Núñez, 1971, Tomo XXVII, Vol. 1, p. 292).

Otro aspecto resaltante son los cambios de la vestimenta cotidiana, de la tradicional y vistosa tapada limeña a la de una “hacendada” en ropa de montar. Para el caso de las patriotas, Gilbert F. Mathison nos brinda esta postal durante su residencia en Lima hacia 1822: “Fue incluso una novedosa y curiosa visión, ver tal figura, con sombrero redondo negro, y el poncho cayendo graciosamente del cuello y los hombros y llegando hacia abajo sobre las rodillas, en suelta colgadura, como para ocultar la gran montura española, alta y puntiaguda”; “Ambos sexos montaban a horcajadas y vestían similarmente, pero los hombres estaban armados con pistolas y arcabuces, sables y cuchillos” (Núñez, 1971, Tomo XXVII, Vol. 1, p. 285). El viajero inglés Thomas Bennet complementa dicha descripción: “Los mujeres pueden llegar a ser marineros en la costa del Perú donde sopla constantemente una brisa agradable que viene del sur” (Núñez, 1971, Tomo XXVII, Vol. 2, p. 415). Es decir, una mujer que dejó el velo coqueto por las botas y los pantalones de cabalgata, y los carruajes por los navíos: una libre pensadora.

Por su parte, José Hipólito Herrera, en su Álbum de Ayacucho: Colección de los principales documentos de la guerra de la independencia el Perú, y de los cantos de victoria y poesías relativas a ella (Lima, 1862), rescata una relación de “Señoras perseguidas, presas y sentenciadas por el Gobierno Español en los años 1818 y siguientes”, la cual compartimos a continuación. Conforma esta relación un listado de algunas heroínas que en miras hacia el bicentenario deben ser recordadas:

  • Lima: Manuela Estacio, Bárbara Alcázar, Juana García, Candelaria García, Franca V. de Sánchez de Pagador, Petronila Álvarez, Josefa Sánchez, Francisca Caballero, María Guislas, Mercedes Nogareda, N. Ferreyros, Brígida Silva de Ochoa, Rosa Campusano, Camila Arnao, Carmen Noriega de Paredes, Agustina Pérez de Seguin, Narcisa Gómez y Antonia Ulate y Gómez.
  • Ayacucho: María Andrea Parado de Bellido y Trinidad Celis.
  • Lambayeque: Catalina Agüero y N. Iturregui.
  • Cajamarca: Señoras Bonifaces y Señoras Egúsquizas (Herrera, 1862, p. 190).

Existencias digitalizadas:

Créditos: Portal Sesquicentenario de la Independencia del Perú, Google Books, LANGAS.