La imagen de la “bruja” ha atemorizado durante muchos años a la población en todos los rincones del mundo. Esta concepción del miedo ha llevado a la creación de innumerables manuales para tratar y combatir la brujería, así como una serie de procedimientos para acabar con ellas por considerarlas seres malignos, demoniacos y peligrosos, capaces de terminar con la vida de las personas sin remordimiento alguno. Pero debemos reconocer también que muchas autoridades, a lo largo de los años, han utilizado a la “bruja” como estereotipo para perseguir, castigar y exterminar a cualquier mujer que se escapara del orden de lo permitido. Ese fue el caso de Benigna Huamán, una indígena anciana residente en Bambamarca – La Libertad (Palacios, 1893, p. 5) condenada a la hoguera el 20 de febrero de 1888 por las autoridades locales, quienes le imputaron el imaginario delito de brujería y homicidio de Bruno Echevarría (Corte Suprema de Justicia, 1921, t. V, p. 414). Las razones que llevaron a tal decisión son muy cuestionables, pues Benigna Huamán no pasó por ningún proceso sumario, teniendo en cuenta que el contexto en el cual se desarrollaron los hechos era finales del siglo XIX peruano. Simplemente fue decisión de las mismas autoridades regionales, que, motivados por intereses primordialmente personales, la detuvieron, flagelaron, torturaron y mataron viva, para redimir al pueblo y acabar con su presencia dentro del territorio.

El acto público, realizado en la plaza del pueblo, fue repudiado por los medios de comunicación del momento. José María Rodríguez, describió el acontecimiento como “uno de los más terribles y célebres hechos consignados en los fastos judiciales del Perú, presentándose con el severo traje de la verdad histórica” (El Deber, Trujillo, año I, nro. 10, 21 de marzo de 1895), mientras que en El Perú Ilustrado se señaló el caso como un «horrendo crimen […] que, para vergüenza nuestra, pasará á la Historia» (El Perú Ilustrado, Lima, año II, nro. 91, 2 de febrero de 1889, p. 886). Asimismo, fue motivo de folletos impresos, como el Informe del Dr. Sr. Fernando Palacios ante la Excelentísima Corte Suprema de Lima, por la combustión de la india llamada Bruja Benigna Huamán en el pueblo de Bambamarca (Lima: 1893). Finalmente, los involucrados en el caso fueron condenados a 15 y 12 años de cárcel.

El estudio del caso de Benigna Huamán resulta importante porque nos ayuda a comprender cómo a pesar del tiempo —hablamos de fines del siglo XIX— aún se mantenían fuertemente arraigadas tradiciones que la iglesia durante muchos años buscó desaparecer, y que paradójicamente aún lo vemos o escuchamos dentro de nuestra cotidianidad. Benigna Huamán es un caso extraordinario para analizar la brujería más allá de los siglos convulsionados por las extirpaciones de idolatrías (donde no se llegó a sentenciar a pena de muerte en la hoguera por estas acciones), porque se agregan nuevos elementos que permiten entender las dinámicas de poder dentro de las regiones de nuestro territorio, donde en muchos casos la ley se rige por la decisión del pueblo o intereses personales. No se conocen exactamente los datos de esta mujer en el expediente, pero sin duda, es una invitación para identificar cómo se trataban las denuncias de hechicería o brujería para estos años: ¿Era realmente una bruja? ¿O era una amenaza para el poder de las autoridades?

Existencias digitalizadas:

  • [Sobre el caso de Benigna Huamán]. En: El Perú Ilustrado, Lima, año 2, nro. 91, 2 de febrero de 1889, pp. 886, 888.
  • Rodríguez, José María (1895). Benigna Huamán, o Bruja de Bambamarca: Novela histórica. En: El Deber, Trujillo, año 1, nro. 10, 21 de marzo de 1895.

Créditos: Google Books, Instituto Ibero-Americano de Patrimonio Cultural Prusiano, Biblioteca Nacional del Perú, British Library.

Elaborador: Páucar Concha, Soledad

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